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Textos ambientales Manuel Rodríguez Contacto
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Alerta Verde |
El Chocó Biogeográfico, como los científicos denominan la región que la mayoría conoce como el Pacífico, posee una de las mayores riquezas en biodiversidad del mundo. Sin embargo, se encuentra profundamente amenazado. Se caracteriza como un territorio en donde una selva extremadamente húmeda está surcada por caudalosos ríos; en donde el agua abunda, quizá en demasía; en donde predomina una población afroamericana y habitan diversos pueblos indígenas, y una creciente población mestiza; en donde las comunidades indígenas y negras cuentan con un valioso patrimonio cultural imbricado en la compleja y rica biodiversidad que ancestralmente han protegido y utilizado con sabiduría; y en donde la pobreza es profunda, en contraste con esa inmensa riqueza de la selva -que parece evasiva- y con los millones de toneladas de oro aluvial que han sido extraídos desde la colonia.
Algunos datos sirven para corroborar las anteriores afirmaciones. La precipitación en la región oscila entre 3000 y 12000 mm3/año. Sus extensas selvas tropicales cubrían, en el 2007, el 72 por ciento de sus 8.000.000 de hectáreas, de las cuales el 50 por ciento presentan una baja intervención. Si bien predominan ecosistemas de selva húmeda, la región comprende también otros ecosistemas de gran valor, entre los cuales se mencionan los bosques riparios, las llanuras aluviales,los bosques enanos nublados, los bosques de pantano y las playas arenosas. Estos ecosistemas albergan una de las mayores riquezas de fauna y flora del mundo, contando con siete a ocho mil plantas de las 45 000 que existen en Colombia, y con uno de los más altos índices de endemismo continental de plantas y de aves. Así mismo, sus ríos cortos y caudalosos -Atrato, San Juan, Patía, Baudó, Mira, Anchicayá y el Guapí, entre otros-, cuentan también con una alta diversidad de fauna y flora.
En efecto, la diversidad cultural y biológica de la región -tan admirada por científicos y observadores internacionales, tan poco apreciada y comprendida por los dirigentes y las tecnocracias nacionales (con inequívocos tintes de racismo), y tan ignorada o tan desconocida por la mayor parte de colombianos- se encuentra profunda y crecientemente amenazada. Por años fue una región relativamente aislada. Pero, a lo largo de las últimas cinco décadas, fueron llegando allí empresas y empresarios de la madera, de la palma, de la pesca, del banano y del oro, que, venidos de otras regiones del país, han hecho pingues utilidades, pero que poco han contribuido para erradicar la pobreza de la región, y, sí, mucho al desplazamiento de las comunidades negras e indígenas, a la destrucción de ricos ecosistemas, y a la degradación cultural. Más recientemente cientos de mineros, legales e ilegales, han entrado a la región con la agresividad hija de los fantásticos precios del oro. Su desastroso balance social y ecológico no es distinto al del pasado. LA MEGA AMENAZA
Por años fue una región de paz. Pero la guerra y los narcotraficantes llegaron y, paulatinamente, el desplazamiento, la inseguridad y los homicidios se hicieron parte de la cotidianeidad en amplias zonas de la región. Así nos lo recuerdan indecibles tragedias como el genocidio de Bojayá o el despojo de tierras comunales en el bajo Atrato, para no mencionar la violencia del Urabá antioqueño. En ocasiones, grupos armados ilegales se han fundido con actividades empresariales como lo corroboran las empresas palmeras que despojaron a las comunidades negras de sus tierras comunales en el Curvaradó y Jiguamiandó, deforestándolas radicalmente, o los recientes desplazamientos de comunidades por la actividad minera. Es un panorama patético que exige una decidida intervención estatal dirigida desterrar la enorme inequidad nacional con el Pacífico. Pero para ello se requiere renunciar a la arrogante visión, según la cual los modelos de desarrollo de Antioquia o de Cundinamarca pueden ser transferidos con éxito a una región cuya diversidad cultural y biológica, tan rica y tan frágil, debe constituir la base fundamental para construir su futuro. En: Somos Pacífico, Especial de la Revista Semana, páginas 28-29, Noviembre, 2011. |
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Derechos Reservados de Autor.
Manuel Rodríguez Becerra. Bogotá, Colombia.
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